De los niños de la prensa a las azafatas

Hace muchos meses que no escribo en este blog. Diversas circunstancias personales y el negro panorama de los medios de comunicación me han desalentado ante la escasez de buenas noticias que contar, aunque también algunas se han producido en este año verdaderamente «horribilis» para la profesión. Pero ayer me contaron una anécdota que me parece digna de mención en este blog y sirve para reflexionar sobre la situación en que se encuentra la prensa en nuestro país y el origen de algunos de los males que la aquejan.

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Me cuentan que en las calles de una capital de provincia española (supongo que en otras muchas más se repetía la escena) diversas azafatas muy monas ellas se afanaban por convencer a los viandantes de que adquiriesen a media tarde la edición extraordinaria del diario regional que recogía los resultados del sorteo de Lotería de Navidad que tuvo lugar esa misma mañana y había dejado varios afortunados en la ciudad. Rápidamente la escena me recordó a aquellas que hemos visto en multitud de películas y que también nos han contado nuestros mayores de cuando los periódicos se vendían a pie de calle, vociferando los titulares más llamativos, por niños, algunos realmente pequeños, que así ganaban unos duros con los que contribuir a la maltrecha economía familiar. Normalmente tenían éxito, ya que en esa época de escasez informativa, en cuanto los periódicos publicaban una edición extraordinaria los lectores prácticamente se las quitaban de las manos a los repartidores. Nada más lejos de lo que sucedía ayer: la mayoría de los transeúntes pasaba de largo pese a la simpatía con que las citadas azafatas trataban de vender el periódico.

No entraré a discutir sobre la conveniencia o no de publicar una edición extraordinaria con los resultados de la Lotería de Navidad, con el coste de papel que eso conlleva, cuando éstos podían ser consultados gratuitamente a través de cualquier página de Internet casi al mismo tiempo que se producía el sorteo. Me interesa más hacer una pequeña reflexión sobre el rol social de la prensa y los periodistas en el momento actual. Insisto en que hay muchos expertos que han disertado con mucho mejor criterio de lo que yo podría hacerlo sobre los motivos de fondo del desprestigio de los medios de comunicación, las razones de la agresiva pérdida de lectores o la situación financiera ruinosa de muchos de ellos. Yo me limito a observar y reflejar aquí cómo en unas décadas hemos pasado de que la prensa fuese un elemento fundamental y necesario para la vertebración de cualquier sociedad moderna a que los periódicos se conviertan en un producto de consumo más, y por tanto prescindibles y/o substituibles.

Antes los lectores iban a buscar la información que ansiaban conocer a la esquina donde sabían que esos simpáticos niños (gracias a Dios el trabajo infantil está prácticamente erradicado de nuestra sociedad) repartían la prensa o, posteriormente, a los quioscos distribuidos por puntos estratégicos de las ciudades. Hoy en día, son los medios quienes, en la calle o a través de Internet, tienen que ponerse guapos y salir en busca de esos lectores que ya no les consideran vitales para su vida cotidiana y a los que deben convencer día a día, en un esfuerzo casi titánico y cuyos frutos están muy lejos de ser los esperados, para que vuelvan a confiar en ellos.

P.D: El artículo que os he enlazado arriba está incluido en el libro Artículos Articulados de Kika Tomás y Garrido.

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