Regalar en Internet lo mismo por lo que cobras en papel

Dicho así, parece estúpido, ¿no? Pues eso es lo que llevan haciendo durante años los medios de comunicación en general y los periódicos en particular. El debate sobre el pago por contenidos en Internet se intensifica.

Una reflexión que llevo tiempo cavilando la ha plasmado mejor de lo que yo nunca hubiese logrado expresarlo Pablo Pardo en el blog de Economía de elmundo.es. Ahí va su reflexión:

«Los periodistas, que somos imbéciles por naturaleza, hemos logrado la cuadratura del círculo: lograr que todo el mundo acceda a nuestros productos, pero gratis».

En efecto. Los medios confiaron en el maná de la publicidad para crecer a toda costa en Internet ofreciendo gratis lo mismo por lo que seguían cobrando en papel impreso. ¿Consecuencia? Cayeron las ventas de periódicos. Y con la crisis, al esfumarse la publicidad, muchos se preguntan si ha llegado el momento de cobrar de nuevo. El magnate Murdoch se ha puesto al frente de este cambio estructural, pero será difícil que tenga éxito (al menos en términos de audiencia) si sus rivales no siguen sus pasos y también revisan sus modelos de negocio en la Red. Para mí, la clave está en ofrecer productos distintos para formatos distintos. Difundir los mismos contenidos en papel y en Internet es un error garrafal, ahora está claro, pero tal vez sea demasiado tarde para reeducar a los lectores. El director de The Times, propiedad de Murdoch, acuñó hace días la siguiente frase:

«Históricamente, los periódicos han tratado peor a sus mejores clientes [los de papel, se entiende] y a sus peores clientes mejor. Le regalamos el periódico a gente a la que no le importa [los lectores de Internet, se supone] y prestamos poca o ninguna atención a la gente a la que les gustan los periódicos y los leen todos los días».

Tras decir esto, anunció un programa para fidelizar a los lectores del periódico impreso y la intención de cobrar por periodos de 24 horas para poder acceder a las noticias de su web (en el fondo, imitando el modelo de pago por edición que ha subsistido desde que la prensa es prensa). Según informa Pardo, lo que los expertos recomiendan a los medios es estudiar el valor añadido que aportan los diferentes tipos de lectores a su negocio principal (la facturación publicitaria) y apostar por aquellos que sean más rentables. En España, el último intento de cobrar por contenidos en Internet lo protagoniza desde hace dos días el periódico online Factual, impulsado entre otros por Arcadi Espada, cuyo lema publicitario es «El periodismo no se vende, se compra» y que ofrece una suscripción anual de 50 euros.

¿Creéis que triunfarán estos nuevos intentos de cobrar por información en la Red? ¿Estaríais dispuestos a pagar?

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Edito para añadir que hoy mismo Google ha optado por permitir a los medios cobrar a los lectores que lleguen a sus webs a través de Google News, un movimiento defensivo para evitar que algunos grupos retiren sus contenidos de estos agregadores.

10 comentarios sobre “Regalar en Internet lo mismo por lo que cobras en papel

  1. Deberían funcionar dentro de un acuerdo general. De verdad no veo a los panaderos regalando barras por internet y luego planteándose si volver a cobrarlas. El modelo de negocio dice que la barra cuesta ochenta céntimos. Y punto. Vaya, que sí.

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  2. En internet no hay gasto de papel, ni de tinta, ni de rotativas, ni de técnicos para las rotativas, ni distribuidores, ni gasolina para las furgonetas de los distribuidores, ni conductores para las furgonetas de los distribuidores, ni quiosqueros ……….en fin!
    Ademas hoy en dia con las redes sociales, el acceso a la información es mucho mas libre, ya que cualquiera cuelga en cualquier parte del mundo lo que esta pasando en cada momento.
    Adelante, si creeis que es la solución yo creo que asi solo estaremos mas desinformados, ya que la gente no pagará.
    No se pueden poner puertas al campo

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  3. Creo que la gente sí está dispuesta a pagar una cantidad razonable (5 o 6 euros al mes) en la página web que lee siempre, si se le ofrece un buen cajón de contenidos muy útiles (reportajes en profundidad, estudios, herramientas,…) que no se encuentran gratis en otras webs. Ahora bien, si me cobran por lo mismo que da el de al lado gratis, está claro que nunca se pagará por eso. La gran duda es: ¿qué meter en ese cajón que valga la pena?

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  4. La gasolina y los conductores de las furgonetas, las rotativas y los quiosqueros no son los que encarecen un periódico. Cuestan más los hoteles en Bagdad, los aviones a las Olimpiadas de China, las comidas en el Tour de Francia, y, aunque a veces sean irrisorios, también los sueldos de los periodistas. Calificar de información lo que cada cual publica en su página web es mucho decir. Claro que igual lo que hacemos los periodistas a menudo tampoco merece semejante calificativo. La información es cara y es también un instrumento imprescindible para garantizar la democracia. Que muchos periodistas denosten cada día el oficio no es más que una perversión del sistema. Pero el periodismo es necesario. Hay mucha gente interesada en que valga lo mismo el bulo de Riqui Martín en Sorpresa Sorpresa que una información contrastada. Impedirlo es un reto colectivo y la primera tarea del periodista.

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  5. Hay dos factores olvidados y decisivos. Uno: en el arranque de internet muchas empresas informativas entregaron la versión online al hermano vago, al primo tonto, al cuñado gandul o al yerno «creativo». Para que no molestaran en el negocio «serio» (el papel). Dos: los departamentos de comercial de los diarios (sobre todo) se han pasado años y años regalando la publicidad en la versión online, tal cual o como descuento de la publicidad «seria» (el papel) y pensando que su lógica era la misma (espacio y posición). Ahora ni unos ni otros entienden nada de la lógica de la publicación y públicos online.

    No es demasiado tarde. Ojalá otros sigan a Murdoch, se decidan a cobrar por el valor añadido periodístico que ofrecen y les vaya pero que muy bien. Yo, desde luego, estoy dispuesto a cambiar mis tres suscripciones de papel (dos diarios y una revista) por sus versiones online y aún me quedará presupuesto para cuatro o cinco más.

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